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El año de las consecuencias: tipos al alza, divisas volátiles y encarecimiento de materias primas

15/03/2023

En los últimos años “habíamos perdido el interés” en la inflación. Era un componente que no entraba en nuestras previsiones. De repente, nos llegó por varias vías y con tanta fuerza que, hasta los bancos centrales, parece que “han llegado tarde” con las medidas para su contención, afirma el CEO de Metix Gestión de Riesgos, José Manuel Pazos, en la reciente webinar celebrada con más de 60 empresas.

Este jueves 16 de marzo, el Banco Central Europeo aprobará una nueva subida de tipos. Los analistas vaticinan que Fráncfort aprobará un alza de 0,5 puntos, para pasar del 3% al 3,5% y combatir una inflación que no da tregua. Desde el punto de vista del regulador, se endurecen las condiciones financieras porque, hasta la fecha, “ha sido el mejor instrumento” para controlar la inflación.

La subida de tipos tiene el objetivo de ralentizar la economía, que haya una menor demanda agregada. No busca la recesión. Ocurre que, “a diferencia de épocas anteriores, esta inflación tiene componente de demanda post covid y, también de oferta, con los costes y el encarecimiento de las materias primas… “mantenido por el impacto de la invasión a Ucrania” ha advertido Pazos.

Precisamente la guerra en Ucrania es uno de los factores de riesgo que puede alterar la actual resiliencia que están mostrando las economías, añade Pazos. Hay problemas de munición. Ucrania, “dispara 5.000 proyectiles de artillería diarios, lo que equivale al consumo de un país medio europeo de todo un año y Rusia 20.000 proyectiles”.  Todos asumimos que la guerra va a durar, pero si por alguna razón se produjese un paréntesis, afirma Pazos, para la economía sería muy positivo.

El final de las políticas ultra expansivas, como ya venimos observando, ha dado lugar a movimientos en los precios y en los tipos de interés “cuyas consecuencias, todavía, están por conocerse”. ¿Los tipos por sí mismos van a ser capaces de reconducir la inflación? Vemos que podríamos estar cerca de una “frase clásica de la macroeconomía y es que, sólo las recesiones acaban con la inflación”.

El cualquier caso, parece que todas las previsiones sobre la inflación eran equivocadas y  también todas las relativas al crecimiento porque, por ahora, las economías de nuestro entorno y las empresas se están adaptando bien a estos entornos tan cambiantes. Sin embargo, llegará un momento en el que las empresas no puedan asumir más costes, la política monetaria se trasladará a la economía real y tendrá que haber ajustes en las políticas fiscales , bien con reducción de gasto, bien con aumento de impuestos o ambas a la vez.

No estamos ante una clásica guerra de divisas y tampoco en una guerra de divisas inversa, pero sí ante una época de muchísima volatilidad. Señalar que el 90% de las transacciones mundiales se hace con dólar y esta moneda “se está desgastando”.

La reciente quiebra de Silicon Valley Bank ha traído consigo, entre otras consecuencias, el desplome en Europa del que se conoce como el mejor termómetro diario, para anticipar la evolución de los tipos de interés: el Euribor. Su caída, hasta situarse este pasado martes en el 3,5%, podría anticipar que, tanto el BCE como la FED, podrían pisar el freno de sus respectivas subidas, antes de lo previsto. En todo caso, no parece que sea hasta antes de 2024 cuando veamos un cambio de tendencia.

En cuanto a las materias primas, la primera consecuencia clara es que, a futuro, la energía será más cara que los precios medios históricos.

Por todo ello, concluye José Manuel Pazos, hoy más que nunca, las empresas deben contar “con herramientas de cobertura de riesgos, no especulativas. Las empresas deben conocer y analizar sus datos; fijar una política de gestión y, según su realidad, utilizar las herramientas que le ofrecen los mercados financieros. Los más básicos: Contrato Forward, para los mercados divisa; Interest Rate Swap (IRS) para los tipos de interés y conocer los mercados de futuros para cubrir los riesgos en materias primas.

Ante una poli crisis estructural y de lentos movimientos como la que estamos viviendo, debemos ser capaces de anticipar sus consecuencias.